La tarde del pasado sábado pudimos disfrutar de una nueva semifinal de las novilladas de promoción de Canal Sur, que todos los años nos alegran los veranos.
En el cartel dos novilleros de Córdoba que quizá solo conocemos los frikis de este mundo.
No importa ser desconocidos. Justo al contrario. En esta sociedad de las redes sociales cada vez estoy más interesado en lo que no se conoce por esa forma de comunicación, ignorante y acrítica.
El trabajo de las jóvenes promesas del toreo no debe pasar nunca desapercibido, menos en nuestra Córdoba, universal por su tauromaquia.
Sin conocerlo personalmente creo que Joselito de Córdoba es lo que parece. Y ser de verdad en esta sociedad es algo que me interesa mucho. No intenta engañar a nadie. Se presenta tal como es, y se es como se torea. Precipitado, con alguna ayuda, pero también descarado, seguro de sí mismo y cercano al público. Él es así.
Reconozco que no soy imparcial con Manuel Quintana. Lo conozco desde que nació. Su carácter introvertido solo es superado con la infinita sonrisa que le provocan sus triunfos en la plaza. Ser capaz de lograr la felicidad con el propio esfuerzo es algo que está al alcance de muy pocos con dieciocho años. Y luego tiene personalidad, gusto y cabeza. ¡Disfruta de tu sueño!
Ellos solo son dos ejemplos de un buen puñado de toreros de Córdoba a los que se le está negando el pitón. Echo en falta el cuidado de la cantera, extendiendo esfuerzos como los de la Juventud Taurina de La Carlota o el ayuntamiento de El Viso.
Todo el dinero de la promoción de la fiesta en Córdoba debería estar condicionado a la ayuda a sus jóvenes toreros, desde Lagartijo a Villeguitas. Y figuras y empresarios que vivan de las taquillas.
Sé que es muy difícil llegar, pero la historia nos dice que las plazas en Córdoba siempre se han llenado cuando un torero de la tierra ha liderado los carteles. Se llama inversión.
Aborrezco el senequismo cordobés desdeñoso y austero, también en el mundo del toro. Me quedo con la ilusión de estos jóvenes chavales en la que rejuvenezco.
Antonio Rodríguez
Fotografías: Nines Ortega