Éxito clamoroso de los cinco novilleros actuantes en la novillada sin caballos celebrada en Arroyomolinos de León, en la provincia de Huelva.
Interesante novillada sin picadores del hierro sevillano de Agustín Luna de buen juego en general, destacando el lidiado en cuarto lugar que se premió con vuelta al ruedo.
Pedro Herrera, de Usagre, abría cartel y se las entendió con el animal más escasito de fuerzas aunque de embestida noble. Compartió tercio de banderillas junto a Mariscal Ruiz, estando ambos resueltos en la colocación de los pares. En la muleta tuvo que cuidar las alturas para ayudar a su oponente. Tras una estocada entera se le concedieron las dos orejas.
Mariscal Ruiz, de Mairena del Aljarafe, demostró un sobrado oficio, a quien le auguramos un no muy lejano debut con los del castoreño. Volvió a compartir tercio de banderillas junto a Pedro Herrera cerrando con un arriesgado par citando desde una silla. En el trasteo muleteril volvió a demostrar lo suelto que anda y estructuró una faena con buenas tandas por ambos pitones. Rubricó con dos tandas que calaron en el público, una de derechazos de rodillas y otra de manoletinas. Con una buena estocada de ejecución y de colocación puso final a su actuación. Dos orejas y rabo para el sevillano.
Desde Sevilla venía Pepe Martínez a quien vimos expresar un toreo clásico fiel a su escuela. Buen concepto con muletazos de buen trazo. Una estocada puso fin a su labor ante un animal que acusó en el final de la faena el haberse partido el pitón izquierdo a su salida al ruedo. Dos orejas y rabo.
Mauro Macandro actuó en cuarto lugar, quien sustituyó al anunciado en los carteles Alfonso Alonso. En los lances de recibo fue volteado sufriendo en el suelo un buen golpe que no le hizo amilanarse. Durante la faena instrumentó pases de buena factura, llevándolo muy largo en su recorrido. Destacaron un par de pases por bajo de buena ejecución. Una buena estocada le valió para que el público pidiera los máximos trofeos.
Manuel Quintana lanceó con gusto al que cerraba plaza, un animal con un poco más de presencia que sus hermanos lidiados anteriormente. Quintana construyó una faena que fue de menos a más, obteniendo la mayor conexión con el público al salir de una voltereta y ya despojado de la chaquetilla instrumentarle las mejores tandas de su trasteo a un animal que mostró ciertas complicaciones pero que el joven novillero solventó cuando hizo el mejor toreo por abajo sometiendo al animal. Tras un pinchazo dejó media estocada tendida y otra entera se le pidieron y le concedieron las dos orejas.
Salida a hombros por la puerta grande de todos los novilleros así como el ganadero.